
El análisis de datos en el campo es una realidad desde 2015, sobre todo para los agricultores de Estados Unidos. En este año se invirtieron $661 millones de dólares en 84 empresas con el objetivo de convertirse en el nuevo nicho de la industria del big data.
Esto beneficia a los productores porque obtienen cifras de sus parcelas y pueden acercarse a los mercados de insumos (fertilizantes, semillas, productos químicos) con necesidades reales que les ahorran muchos gastos innecesarios.
Por otro lado, es una solución para bajar el impacto del cambio climático en la seguridad alimentaria. Un mejor aprovechamiento de la tierra permite llegar al aumento de la producción de alimentos que requiere el planeta.
Actualmente, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), más 815 millones de personas sufren hambre crónica. Este problema podría empeorar ya que para 2050 la población mundial será de 9,000 millones y la producción de alimentos debe aumentarse 50%.
Nuestras necesidades aumentan pero los recursos a los que tenemos acceso son cada vez más escasos. Por eso, es importante encontrar soluciones ante las trabas con las que la industria agrícola se encuentra.
Apostando a los mejores resultados
La inversión en la industria del análisis de información en agricultura beneficia a los agricultores para tomar decisiones a través de información precisa, confiable y oportuna que mejora sus rendimientos. Estas soluciones también les permite responder antes los cambios climáticos con prácticas agrícolas más sustentables, al tiempo que resuelven la problemática de la producción de alimentos para una población mundial en crecimiento.
Con esto en mente cada vez más productores equipan las maquinarias agrícolas tradicionales, como tractores y sembradoras, con sensores y cámaras para capturar la información que el campo ofrece: humedad del suelo, color de las hojas, crecimiento del cultivo, niveles de nitrógeno, etcétera.
Estos datos son clave para que sean más fáciles de tomar las decisiones sobre qué y cuánto sembrar en las próximas temporada. También, es el parteaguas para tomar acciones inmediatas en las parcelas como la aplicación de fertilizantes.
Estos cambios impactan en la tasa de fumigación, los gastos por uso de combustible, el rendimiento de la maquinaria y el valor de las cosechas.
La agricultura experimenta una transformación en la recopilación y el uso de datos. Los datos siempre estuvieron ahí pero las nuevas tecnologías permiten que se tomen en menos tiempo y que se analicen con más precisión.
La interpretación de datos y el análisis de imágenes dió paso a una nueva revolución. Sin embargo, actualmente, el paso a seguir tiene que ver con la privacidad de esta información y la seguridad con la que se maneja, punto de discusión para implementar de forma sostenible estas nuevas tecnologías.
Fuente: Science Direct y FAO