
Las TICs ayudan en la implementación de políticas regulatorias, marcos de acción y monitoreo del progreso de las mismas.
Las tecnologías de la información y de las comunicaciones (TIC) han experimentado un desarrollo espectacular a lo largo de los últimos veinte años y han impulsado innovaciones que afectan a todos los ámbitos de la economía y de la sociedad.
En efecto, se puede afirmar que la utilización de estas tecnologías representa hoy una oportunidad para generar beneficios que pueden aportar de manera significativa no sólo al crecimiento económico, sino también a los procesos de inclusión social a través de mejores servicios en educación, salud y gestión gubernamental.
El desarrollo y el crecimiento sostenible del sector agrícola dependen de la existencia de un entorno político favorable, incluyendo también un clima propicio a las inversiones, transportes e infraestructura para las comunicaciones e investigación y desarrollo al servicio de las innovaciones en el sector.
Las inversiones en TIC en apoyo del desarrollo agrícola deben incluir una infraestructura confiable y asequible en todo el territorio nacional (esencial para todos los servicios públicos así como también para el bienestar económico del país) así como también la adopción de medidas especialmente dirigidas a la agricultura y a las comunidades rurales.
Mientras que las políticas TIC nacionales se ocupan de amplias áreas con relación a la infraestructura y a las normas legales de las telecomunicaciones, es importante que los encargados del proceso de formulación de políticas reflexionen sobre la mejor manera en que las TIC pueden ser utilizadas para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).
Esto redundará en beneficio de políticas sectoriales o nacionales de ‘TIC para el Desarrollo’ (ICT4D) más que simplemente políticas TIC. En una situación ideal, los ministerios clave, responsables por el desarrollo rural y las comunicaciones reconocen que las TIC son una herramienta importante para el desarrollo rural.
Esto conduce a la instauración de políticas destinadas a apoyar el uso de las TIC para compartir conocimientos, para optimizar el acceso rural y para desarrollar capacidades que permitan manejar la información en todos los organismos gubernamentales relacionados con la agricultura.
Las potencialidades de las TIC, en particular de las nuevas tecnologías como la computación en nube, generan efectos que sobrepasan lo económico y lo empresarial, y tienen un amplio espacio para mejorar sustantivamente otros aspectos del desarrollo.
El alcance de estas tecnologías en las áreas geográficas o sectores más desfavorecidos, así como sus diferentes aplicaciones, permite que, conjugado con la capacitación de quienes tienen acceso a ellas, se pueda sacar el máximo beneficio de las mismas, avanzando en la incorporación de estas personas a la economía de la información.
Las evidencias de estas potencialidades quedan muy claras también cuando se consideran nuevas aplicaciones, como por ejemplo a nivel de salud y educación.
En los países desarrollados las TIC han tenido un rol importante en facilitar una dinámica de profundas transformaciones económicas que se han expresado en un aumento en la productividad, una transición desde economías industriales-manufactureras hacia otras basadas en servicios con un rol cada vez más relevante del conocimiento y una desverticalización de los procesos de negocios, permitiendo la desagregación de las cadenas de valor y su deslocalización internacional.
Fuentes:
http://www.bibalex.org/Search4Dev/files/287829/118712.pdf
https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/37262/LCL3600_es.pdf
https://www.empresas.hsbc.com.mx/es-mx/mx/article/tecnologia-para-la-agricultura
http://www.fao.org/3/b-i6817s.pdf